jueves, 23 de junio de 2011

Quizás broten las estrellas
en tu espejos calmos,

cuando las esquirlas del viento
se vuelvan llanto,
y mojen al aire con el vientre abierto,
será la noche quien decida
la próxima jugada.

Amenaza
el amanecer con soles arrodillados.

lluevo mis manos
para gotear estos versos,
lluevo entre las palabras invernales,
sin miramientos
diluvio lunas mentoladas
para matar la ansiedad.

Una canción amarilla y profunda,
con ese estribillo que te rompe la cabeza.
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Me mimetizo con el murmullo de la lluvia
dispersándome,
tomando posiciones para volver a empezar.

batallan los pétalos sabios,
cada suspiro purpureo,
cada murmullo,
cada labio a su lado y carmesí.

picaflores santos
infieles a la noche y sus ventajas,
se aparean con el sol menguante y abotargado.

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