lunes, 16 de abril de 2012

Biografia Aburrida I

Puede que cuando vuelva
ya esté muerto,
me doy esos gustos
de vez en cuando.

Veo vasos con agua de ayer,
con luces dormidas, tiernas.

Es bello el luto de los bostezos,
las horas se vuelven café con leche,
un cúmulo de intensas latitudes me dibujan una sonrisa.

domingo, 8 de abril de 2012

purga

vomitando las luces del callejón,
desparramado entre las mesas de un bar trasnochado,
me caigo de pulmones,
me tropiezo con mis ulceras,

tengo la piel dada vuelta,
la verdad rebota, tres, nueve, veintisiete veces,
germina

tengo la piel ahogada,
tomando bilis,
resistiendo.

encías enfurecidas
sonrien faroles,
el alba ondulada
abunda en las esquinas
muy muy naranjas.

Tribulaciones Triples

I

bautismos sónicos,
el agua arrasa tus oidos
slow motion de sal,
y las púpilas irrigadas de iris,
pululan la sangre,
invadiendo nuestro cuerpo.

damos vuelta la casa,
nos jadeamos,
nos transpiramos,
y cada cual al rincón.

otro ayer cada vez más ansioso,
mi esquina es oscura
se huele la humedad del olvido.

II

Salgo a correr no es lo mismo que salir corriendo,
ritmo vérsus vértigo,
flotar en los balcones,
flotar contra la nada,
pegarle a un agujero negro,
pasan los kilómetros
y sos sudor, sos andrenalina
huesos partidos,
porque salí corriendo,
se perfora mi nuca
con punzones rojos,
con lágrimas capilares.

III

Sol absurdo,
hoy veo el brillo de los cementerios,
el calor de la muerte,
mientras la sangre recibe alucinada
el susurro ácido,
turbinas moleculares que te vuelan los sesos
y un segundo después,
seguís ahí,
post-humano,
exhumado
lleno de milagros
infinitamente inútil para este mundo,
sigue bailando el Sol sobre tu piel.

solos

(el aire hace el amor con las banderas,
los ojos firmes de las espadas abrazan a los caballos,
todo está dispuesto.)

Verde derrapado,
ojos de ozono,
un coro de arbustos
lame las llagas del desierto.

Tubos de helio barato,
un llanto de cerveza rusa
bebe los vasos de la noche anterior.

tirados de frente al sol raso,
sin armas ni velas,
somos sombras dilatadas,
inyecciones de éter,
heroicas vanidades
en silencio.

Una verdadera Batalla

¿Vale la pena pensar en el final?, hoy más que nunca, entiendo que solo uno deja de batallar cuando muere. Que uno nunca debe dejar de empuñar el fino acero y acometer contra el miedo, la frustración, el pasado y el futuro, que jamás se hacen presentes, que son cobardes. Hay que persegiurlos y ser impiadosos. De eso depende nuestra verdadera piedad y paciencia. Suena contradictorio quizás, decir que asesinando los deseos ansiosos y los recuerdos uno puede tener tiempo, ser paciente para saber esperar.
Seguro que si releo el párrafo anterior, encuentro demasiadas incongruencias. Honestamente no me importa porque estoy convencido de que quien busca se busca, quien quiere estar presente, siempre pasará por este tipo de dicotomias. Tengo a la fe de mi lado, ¿Qué más puedo pedir?