jueves, 3 de marzo de 2011

Un día estuve con un Modigliani

En casa habìa un Modigliani, inmenso, alguien tocando la guitarra, mucho color pero con un dejo de sobriedad que solo el oleo y la tela dan. Hasta el olor era sobrio.

Hoy no está por ningún lado. Fue arrancado de la pared de mi casa. Lo lloré mucho.

Hoy lo tengo muy presente, hoy Independencia no es solo un apalabra para mi, tampoco solo es un recuerdo, es todo eso y mucho más.


NOTA: El cuadro era una copia, sino sería millonario

NOTA 2: para alguno que no lo sepa, Independencia es la casa de mis 21 años de psudo-niñez

1 comentario:

Nadu dijo...

Uno llora recuerdos, llora cuadros, llora perfumes, llora voces, se arrodilla ante el pasado y anhela volver alli, por lo menos los recuerdos existen ¿que seria de la vida sin recuerdos? Seriamos absolutamente tabulitas rasas dando vueltas por la vida sin sentimientos ni nada para decirnos.
Por suerte están los recuerdos haciendonos compañia
Beso Marco amigo.
Tu nombre enmarca muchas cosas, dice mucho, habla del encierro, y de los límites, del refugio, de la protección