retazos a la madrugada

La noche no quiere que descanse. Sigo pagando. Seguiré pagando, ya lo acepto, si sigo aceptando lo más dignamente posible. Es difícil entenderse cuando uno ve procesos tan disimiles, como que cada vez me encuentro más genuino, y en ese estado veo todas mis ambigüedades, o no se si todas, pero las veo, las vivencio. Se vuelven carnales mis luchas internas. Sigo harto de escribir sobre esto, pero me lo tengo que sacar de encima. Escribí cosas que me hizo pensar la música que estaba escuchando. Si hay algo detrás, avisenme.

se llama: Cada costo del Deseo.

Cuenta la verdad
laxa y adrenalínica,
que sus letras se derriten
describiendo equis y luces.
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Manantiales de hierbas,
hasta que se apaguen los vientres
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Se dibujan besos acrílicos,
colores que sangran
desde las tijeras,
uniformes, entrecortados.
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Un faro se dispara
hacia mis labios
y se vuelve terciopelo,
reverbero.
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Caer hacia adelante,
nacer por debajo de las estrellas,
rojas y alarmantes.
los edificios se funden en el plano.
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Sales pixeladas
marinas,
me escurro entra la arena
y me vuelvo dermis.
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Playas melódicas
espuma sonora (siempre que escribo playa, después viene espuma, es casi una regla)
ocasos fumando
el horizonte,
violaceos y totales
los cielos le ganan terreno
a las olas.
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esquirlas.