de las cuerdas,
volverse voz y a la vez trueno.
Fragmentos que suenan
gotas de diamante,
ríos rotos,
turbios vuelos.
El cielo en cámara rápida,
viejos centímetros del amanecer
sentados
viendo el desfile
de labios agitados
y muertes bailando.
II
Que no tiemble la noche
ante tu vientre,
que no agonicen las estrellas
al son del rocío y la escarcha.
Hiervo vida,
evaporo mis entrañas
y respiro casi ahumado,
mis versos retosando
en la orilla.
Olas de mi alma
que se abrazan con el viento,
con tu anhelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario