Cuando tenés la nariz rota
de tanto respirar,
arranco mis labos para dármelos
para recitarme la verdad
sin poder evitar escucharme.
cuando la esquina es un jardín abandonado,
destripo mis besos, mis mares
y los tiro en un cajón.
Estoy del otro lado de mi piel,
roñoso y mordiendo mis lágrimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario