sábado, 10 de diciembre de 2011

Asilos Magdalena

Mis labios escriben los pasos
de quien se siente golpeado,
que sigue corriendo y cae.

Cada centímetro me acerca más a la muerte,
barro húmedo,
ojos bien abiertos,

la fe me cuestiona.
Cada mano alada,
9 manos aladas.

Prometí escarlatas
bajo la lluvia,
y cuando mis rodillas se pusieron de pie
estaba solo.

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Soy un desierto efímero,
paredes mansas me dicen
que seguís por ahí.

¿es sano vengarse con uno mismo?

Más allá que nunca,
el lado de acá es raro,
la cifra ya no me acompaña,
y el sol me nace, (lo siento un verso un tanto egocéntrico pero así salió)
te lo cuento nomás.

Ya ni puedo poner somos en un verso.

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Navajas enruladas,
el firmamento se cae
hasta nuestra esquina,
y comprende el sacrificio.

Navajas y espejos
se funden en el piso,
voy pariendo
la tempestad,
mi pecho,
la tempestad piel,

la calma furiosa del despertar
viendo que ya no hay restos.
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¿cómo explico mis días?, ¿es necesario?, ¿es lo correcto?. Cada día, la piel se curte un poco más y cada músculo se vuelve más responsable. Una marca que de tan laxa, me termina mostrando que el que se marca soy yo. ¿debo gambetearme o quitarme la pelota?. De algo estoy seguro, y es que si bien todo fue necesario, jamás quiero volver a mentirme.

PD: El título del post en honor a un tema de The Mars Volta,
PD II: Gracias Maese, aunque se que no lo vas a leer a esto. Sigo confirmando que sos un grande entre los grandes, por tu bondad y sapiencia.




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