una guitarra que chilla y se licua,
los labios se te parten en diagonal,
tu mente son escombros,
y detrás de las notas, surge implacable
la melancolía.
Ahí estamos,
ella y yo,
mirándonos a los ojos,
te odio,
te detesto, corro loco
a diluviarme,
a degollarme,
y vos ahí, mirándome.
No hay comentarios:
Publicar un comentario