domingo, 13 de noviembre de 2011

Carretera Perdida

El odio me recorre en la proyección de muchos labios sobre la pantalla. Estoy parado en medio de rollos de filmación, sin saber bien qué hacer o qué pensar. Una puerta sin lubricar pero muy excitada me invita a pasar. Y la odio más, soy lujuria e impotencia al mismo tiempo. Nos estoy seguro de la dualidad, aunque si creo que somos un árbol viejo. Otra vez tirado en mi reposera, no se si estar caliente o batear la pantalla…

Pasaron los años y estoy parado en esta isla conceptual, mientras suena The Flaming Lips. Solo hoy después de mucho tiempo pude plasmar lo que sentí al verla. Quise ponerme los ojos del cinéfilo que no hay mi, quise comprenderla para hablar de su genialidad. Y solo cuando pasaron los ojos, cuando sacrifiqué a lo establecido, pude comprender que uno va y nunca vuelve, que siempre dejamos algo en las cosas que apreciamos y viceversa.

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