martes, 15 de noviembre de 2011

siempre el mismo tema

arden las heridas del adios,
el recuerdo del manicomio.

ese sol panóptico
me pone nervioso,
salto directo al frenesí.

avazan colores hacia el altar,
la avenida solemne e incrudula observa
el desfile.

se puede ser castigo y sacrificio,
asesino y burbuja,

mi poesia ruge,
la poesia me ruge
y cada vez
me condenso más.

II

Otra vez al sur de mi cerebro,
viendo el mar nacarado
y al sol fuguroso,
otra vez flameo victorioso y lunático,

He decidido suicidar a mi inconsciente,
sus venas llenas de versos, deben
brotarlos hacia la luz

no pueden vivir siempre en la verguenza.

domingo, 13 de noviembre de 2011

a medias

Extraños cuerpos amanecen.
Tengo que escribir.
Tengo expresarme.

Explotan tus labios,
una y mil veces sobre el ventilador
mientras las puertas se mueren alrededor.

La pieza vacía y sabia,
se lame las heridas y pone la radio.
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II

Una mariposa anillada,
se posa sobre la ventana.

Alguien cortó a la noche,
la luna es solo el filo delator.

Hoy los versos son puñales de miel,
barcos flotando en las estrellas,

hoy me reconozco en el vacío
sin esperanzas, con paciencia.

(otra vez veo mis poemas a medio camino, casi diría malos, pero no debemos ser crueles con lo que escribimos. ¿a dónde queremos llegar?)




Al límite

Me doy cuenta que el sentir de uno, el "saber de si", es un interminable fluyo de variables que uno debe ir comprendiendo. Y digo comprendiendo el flujo, las variables a lo sumo se nos van develando, pero la realidad mis amigos, es que todos las sabemos. Mal o bien, sabemos si vamos, si venimos. Me resulta muy raro darme cuenta de que hoy estoy al límite, de que quizás el esfuerzo de un año se defina mañana y yo me encuentro acá, frente a la hoja en blanco hablando de mi, buscándome y encontrándome.

Este escrito quizás no revista mucho interés para el que pase por acá, pero bueno, yo lo quiero así.

dualizado,
de pie,
estoy viéndome.

al rededor
no se define el mundo,

las pieles se besan para cicatrizar
en la indiferencia,
arrancan de la modorra a los sueños.




Carretera Perdida

El odio me recorre en la proyección de muchos labios sobre la pantalla. Estoy parado en medio de rollos de filmación, sin saber bien qué hacer o qué pensar. Una puerta sin lubricar pero muy excitada me invita a pasar. Y la odio más, soy lujuria e impotencia al mismo tiempo. Nos estoy seguro de la dualidad, aunque si creo que somos un árbol viejo. Otra vez tirado en mi reposera, no se si estar caliente o batear la pantalla…

Pasaron los años y estoy parado en esta isla conceptual, mientras suena The Flaming Lips. Solo hoy después de mucho tiempo pude plasmar lo que sentí al verla. Quise ponerme los ojos del cinéfilo que no hay mi, quise comprenderla para hablar de su genialidad. Y solo cuando pasaron los ojos, cuando sacrifiqué a lo establecido, pude comprender que uno va y nunca vuelve, que siempre dejamos algo en las cosas que apreciamos y viceversa.