Ultimamente me reconozco no soportando el ruido, los gritos. Apuros, llegar en 15 minutos, volver, salir, llegar temprano. Veo que no puedo salir de las frases entrecortadas -Fede es culpable en cierto modo-, de la poesia como medio de subsistencia emocional.
Quiero cambiar un poco mi rumbo, vivir hoy todo el tiempo, me cuesta tanto no bambolearme en fantasías, partir en tiempo, astillarlo, dándole un último respiro. Ya no importan los domingos, los mayos, los 1984. Realmente estoy forzando la situación, aplatasndo la letra en la pantalla, el mate a medio lavar, el fin de semana.
Ahogado por el ruido reinante, desisto momentáneamente
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