El jardín de los presentes

No se porqué siempre que entro al blog, que me largo a la hoja en blanco, están los redondos merodeando. Aunque se que sus vidas son una mentira, la verdad no me importa, sus canciones me revuelven, y me dejan prepotente, llevándome al mundo por delante.

Buena suerte y más que suerte, sin alarma

¿y qué dice la rutina cuando uno la rompe?. Porque señores, la rutina a veces se confia y nos deja la puerta entreabierta. Hace días, que la rutina me parece tan clara, sentado ahí, tratando de ir más allá del griterio, de las miserias que tenemos todos y que sacamos a la luz por un escritorio, un sello y cosas así. No soy un genio por abstraerme, ni un mártir por bancarme algunas cosas, pero si uno se va curtiendo y le va buscando una vuelta, unna punta al ovillo que nos dio Ariadna. La rutina Minotaura, la rutina laberíntica y lineal, nos dopa, nos asusta, cegando nuestras reales aspiraciones. No hay laberinto que dure mil curvas, siempre hay salida al aburrimiento, a la mediocridad que nos rodea y nos moviliza muchas veces.

Hoy tengo fuerza, los redondos me contagian esa bronca, esa furia que em lleva a generar este ciber aullido de fe, de alegría y de esa agitación que uno tiene cuando está muy atento y rapaz.

Este post carece de arte, de lirismo, pero hoy no estoy pretencioso, hoy quiero que se lea lo que quiero decir, así, limpio, desafiante, porque señores ¿nos hacemos cargo de nuestras miserias?¿intentamos vernos y evaluar actitudes que nos rebajan?

PD: nada, sigo rapaz, sigo desafio y se esfuman las alarmas, sigo callejón y no me importa, sigo sudor, sigo mejillas rosadas de frío y el reflejo del neón me da un aire pop, sigo solo y pueblo al mismo tiempo, sigo señores, sigo...