Hoy tengo la extraña sensación de estar solo, debe vivir más allá de la vida, de las cosas. El sol es apocalíptico y no se cómo explicarlo. En los márgenes de la gran avenida, solo paredones que alguna vez albergaron la sangre de los mártires.
El horizonte se tiñe de perlas, el viento arremolina panfletos y hojarasca, creo que hoy no se puede estar más solo en la ciudad.
De nada sirve embadurnarse de recuerdos, hoy, son sólo laberintos azules, hipotérmicos, sobrantes.
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