Desde mi lado, ni acá ni allá, desde mi lado hoy escribo. Es raro estar quieto, y ver cómo el mundo supersónico de la rutina y el siglo XXI nunca duerme. Me senté arriba de un montón de libros y papeles, me senté a esperar que se derrumben -cosa que sucedió con rapidez- para ver como se desfiguraban sus ideas.
Tantas veces vi al mundo derrumbarse, a mi cuerpo roñoso contra la pared, y sin embargo, estoy acá sentado, ahora en el piso mismo, viendo como los jazmines perfuman estas palabras.
Hoy estoy feliz, porque estoy vivo, entero, o más bien, con lo que queda de mi, pero estoy acá, sentado, en el piso, viendo como todo empieza.