Hace ya varios años que decidí arder por vos. Cada nueva batalla, cada sincronía, cada desencuentro. Por vos volví de mis cenizas, volví de la muerte misma. Caminamos juntos a través de este universo, nos vimos con el loco de la colina y comimos frutillas de un campo cercano. El camino de la abadía nos terminó de amanecer. En medio, el ombligo de los limbos nos hipnotizaba con su música.
Con vos pude convertir los sacrificios en placeres tan deliciosos como helado bajo la lluvia.
Hoy, encerrado en esta luz obelisca, te escribo para que nunca te olvides de que alguien te amó, te ama y te amará.
Para Vans...